Zeta siempre andaba gruñendo: porque no podía dormir, porque tenía mucho calor Estaba convencido de que sería mucho más feliz si pudiera marcharse de aquel terrible planeta que le daba dolor de pies. Hasta que un día sucedió algo inesperado que lo cambió todo. Buscar la felicidad en algo que pensamos que será mejor para nosotros, en muchas ocasiones no nos permite ver ni disfrutar de lo que tenemos
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