Forma parte de la tradición de la escritura de las memorias de los clásicos comenzar dando las gracias a todas las personas que han estado vinculadas a su vida y le han enseñado algo importante. Este es el esquema que sigue este álbum en el que es la voz de un niño la que repasa lo aprendido a través de su entorno. Se trata de lecciones de vida, ligadas a la educación sentimental y emocional de cualquier niño y lo hace enfrentando dos páginas y jugando con los contrarios: aprender a ser paciente e impaciente a Madrugar y vaguear, a formar parte de un equipo y ser único, a ser prudente y ser valiente estos aprendizajes están siempre ligados a personas concretas a las que se dirige su agradecimiento. Un texto fresco y humorístico alejado de moral in as con guion en las ilustraciones que aportan nuevos significados y dejan espacio a la interpretación del lector. Un pequeño canto a la vida en sociedad, a la necesidad de empatía y a la complejidad de los seres humanos.
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