«Cuando salgo de casa, todo me resulta difícil. Siento un cosquilleo que no deja de sonar, y cada paso que doy es un triunfo».
Comunicarse no es tan fácil como parece. A veces hay que realizar un gran esfuerzo y armarse de valor. A nuestro protagonista le gustaría poder saludar al panadero, a su vecina Ana o a la señora Antonia… pero cuando lo intenta se le acelera el corazón y le sudan las manos.
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